miércoles, 21 de agosto de 2013

Prehistoria de la región chaqueña


     Se ha llegado a establecer una cronología anterior a los 10 mil años a.C., según los estudios y hallazgos arqueológicos, fueron tres los tipos raciales provenientes de la primera oleada migratoria procedente del Asia que contribuyeron a formar la población prehistórica del actual territorio de nuestro país: Los Huárpidos, Los Láguidos y los Patagónicos.
    Con la segunda oleada inmigratoria habrían ingresado pueblos que estarían representados por los fuéguidos del extremo sur del contenido portadores de una cultura mesolítica de pescadores y recolectores. En cuanto a la población de cultura neolítica, la que practicaba la agricultura, correspondió a un solo tipo racial, el de los Brasílicos o también denominados Amazónicos.

Origen y clasificación de los grupos aborígenes

     A partir del momento en que los españoles toman contacto con las culturas aborígenes chaquenses del actual territorio Argentino (siglo XVI), se pueden distinguir tres núcleos étnicos, que a su vez corresponden con tres familias lingüísticas bien diferenciadas: Guaycurú, Mataco-Mataguayo y Lule-Vilela.
     Los dos primeros son los llamados "chaquenses típicos". El tercer núcleo ocupaba el territorio no totalmente chaqueño y sus integrantes eran ajenos cultural y racialmente a los chaqueños típicos.
    Pertenecen a la familia Guaycurú los Mbayaes, Payaguáes, Abipones , Tobas, Pilagaés y Mocovies; los dos primeros no solo han desaparecido hace tiempo, sino que su hábitat se encontraba fuera del territorio argentino, en el Chaco paraguayo . De los dos restantes también los abipones pertenecen al pasado.
   A los Matacos -mataguayos, pertenecen los Matacos, Chorotís, Ashluslay y Maccáes, también los Noctenes, Vejoces y Mataguayos.
    Los Lules-Vilelas constituyen un complejo étnico integrado por Tonocotés, Lules y posteriormente los Vilelas, dentro de los Lules a las siguientes tribus Isistienes, Tokistiné, Oristiné, Tonocoté y Matará, todas actualmente extintas.





lunes, 19 de agosto de 2013

PERÍODO 1880-1890 UN PAÍS AGRARIO

Un nuevo panorama se ofreció para el país a partir de 1880. Se simbolizó en el lema del gobierno de Roca: Paz y administración. Se impuso la ley y la Constitución sobre cualquier divergencia interna, con lo que se consiguió fomentar el desarrollo económico y la organización del Estado.

Esto pudo hacerse porque la conquista del deserto dio ¡as seguridades necesarias para el poblamiento y la producción, y porque la federalización de Buenos Aires afirmó la autoridad del gobierno nacional.

El país se presentó entonces en condiciones de entrar en la órbita del comercio mundial. Lo hizo como proveedor de materias primas de una potencia mundial: Inglaterra.A la vez que exportaba los productos de la tierra, la nación debía importar la mayoría de las manufacturas para uso interno. Este esquema si bien proporcionó al país momentos de de prosperidad, creaba una situación de dependenciaa de la economía extranjera.

La política económica se orientó sobre las bases del fomento de la inmigraciónn y la inversión de capitales extranjeros. A raíz de la nueva política el país experimentó grandes transformaciones: aumento de tierras disponibles a consecuencia de la conquista del desierto; formación de grandes latifundios; generalización en el uso del alambrado para la delimitación de los campos; cría racional del ganado con la introducción de la mestízación aumentó de la cría del ovino estimulada por las demandas de lana; empleo de la industria del frío en la exportación de carnes; difusión del ferrocarril, creando vías de comunicación convergentes hacia el puerto de Buenos Aires: y como consecuencia. se produjo una rápida valorización de la tierra

Para lograr una efectiva producción era necesario fomentar la inmigración. El Estado realizó en tal sentido una activa propaganda ofreciendo seguridades: paz interna y posibilidades de trabajo. La mayoría de los inmigrantes provino de Italia y España; en general su afincamiento no se produjo en el campo sino en los centros urbanos Una de las causas de este hecho fue la existencia de grandes latifundios que impidieron la entrega de la tierra en propiedad a los colonos. Por su parte. las colonias agrícolas existentes no alcanzaron a absorber la masa inmigrada. Muchos de ellos se ubicaron en las estancias, donde reemplazaron al gaucho.

LAS CARACTERÍSTICAS DEL MODELO AGRARIO EXPORTADOR

Las características que definieron al modelo agrario exportador fueron las siguientes:

La dependencia económica del mercado externo. La condición de Argentina como país periférico de la economía-mundo capitalista dio lugar a que los centros industrializados europeos tuvieran poder de decisión sobre la organización de la producción argentina. En el mercado mundial se fijaban los precios de los productos y se decidía el destino de las inversiones de capitales. De este modo, indirectamente, se determinaba qué productos convenía producir en el país.

El latifundio como unidad de producción agropecuaria. La casi totalidad de la producción destinada a la exportación se obtenía en grandes propiedades rurales ubicadas en la región pampeana.

La intervención del Estado. La fuerte expansión de la demanda mundial de productos agropecuarios de clima templado y la disposición en nuestro país de tierras fértiles para esta producción, no eran condiciones suficientes para posibilitar el crecimiento de la producción y de las exportaciones agropecuarias. El Estado tuvo un papel decisivo para asegurar el funcionamiento del modelo agrario exportador. Sus acciones más importantes fueron: garantizar la libre circulación de bienes y capitales, favorecer la expansión de la red de transportes y otras obras de infraestructura facilitar la puesta en producción de las nuevas tierras de frontera, estimular la inmigración extranjera para obtener fuerza de trabajo, y organizar unsistenia jurídico y monetario.

La participación de capitales extranjeros. Las inversiones de capitales extranjeros fueron un sustento indispensable para el desarrollo del modelo agrario exportador. Estos capitales estuvieron destinados a realizar las obras que facilitaban el transporte y la comercialización de los productos argentinos en él mercado internacional. El mayor volumen de las inversiones de capital —de origen inglés—permitió la expansión del ferrocarril y la modernización del puerto de la ciudad de Buenos Aires. Las inversiones extranjeras también se destinaron a fundar bancos y empresas exportadoras que realizaban los negocios de compra y venta. Y, finalmente, fueron capitales ingleses los que instalaron los primeros frigoríficos que permitieron que la producción ganadera de carnes y sus derivados llegara a los mercados europeos con mejor calidad y, por lo tanto, obtuviera mayor precio. En algunas de estas actividades, los capitalistas ingleses se fueron asociando con capitalistas argentinos.

La inmigración extranjera. Hacia 1860, la escasez de mano de obra en la zona pampeana planteaba un obstáculo para iniciar la explotación de las tierras. El problema no podía resolverse esperando el crecimiento vegetativo de la población existente, y la población de otras regiones del país también era escasa y se caracterizaba por su inmovilidad. La solución se encontró en la incorporación de fuertes contingentes migratorios del exterior. Entre 1857 y 1914, del saldo inmigratorio neto de 3.300.000 personas, el 90% se radicó en la región pampeana, pero sólo una cuarta parte —800 mil— quedaron en las zonas rurales.

El desequilibrio regional. Las producciones destinadas a la exportación se obtenían, fundamentalmente, de la región pampeana del país. Y en el interior de ésta, Buenos Aires y su puerto fueron el núcleo que centralizó los intercambios con el mercado internacional. Por esta razón, también en ese núcleo se concentraron los grupos de mayor poder económico y los centros de decisión política que trabajaban por el mantenimiento de este modelo económico que los beneficiaba. Por estas razones, en las otras regiones del país, las economías extrapampeanas, cuyas producciones no se destinaban al mercado internacional, comenzaron a depender de la economía pampeana. Este fue el caso, por ejemplo, de la producción de azúcar en Tucumán y de vinos en Mendoza, destinada al abastecimiento del mercado interno.

El fortalecimiento de este modelo de organización de la economía y la sociedad, consolidó el dominio de un grupo social sobre el conjunto de la sociedad. Los terratenientes exportadores se fueron constituyendo en el grupo de capitalistas agrarios, y actuaron asociados con capitalistas extranjeros.

Más información:
(Video "Modelo Agroexportador" )

http://www.educ.ar/recursos/ver?rec_id=40421







sábado, 17 de agosto de 2013

La Generación del 80





                                                                                                                                                               La clase dirigente que acompaña el proceso de modernización en el que el progreso económico y la organización política provocan el surgimiento de una nueva sociedad, es la denominada Generación del ’80. En ella se destacan personalidades de distinta edad y formación como Paul Groussac, Miguel Cané, Eduardo Wilde, Carlos Pellegrini, Luis Saenz Peña y Joaquín V. González.
La idea de progreso en el campo social junto a la fe en los avances del capitalismo industrial generan una visión optimista del futuro humano.
Esta revisión, propia del positivismo requiere para su realización eliminar los obstáculos que, para los hombres del ’80, son principalmente la tradición tanto indígena como hispánica y la falta de educación al estilo europeo.
La Argentina se integra a la economía europea y al mercado mundial como compradora de manufacturas y proveedora de materias primas. Aunque las vacas son más pesadas, la balanza comercial siempre nos será desfavorable.
Los hombres de esta generación se caracterizaron por heredar y compartir muchos de los pensamientos y aspiraciones de la generación del 37, como el de que sólo la clase letrada es la poseedora del derecho a conducir el país y la adhesión al pensamiento liberal. El liberalismo sostuvo la fe en el progreso y la creencia en que el desarrollo económico sólo se alcanzaría mediante el juego libre de las fuerzas comerciales y con gobiernos limitados a respetar la libertad individual.
Fueron discípulos del pensamiento de Juan Bautista Alberdi y Herbert Spencer. Para Juan B. Alberdi (1818-84), consolidada definitivamente la unidad del país, había que "civilizarlo", y los dos pilares básicos del desarrollo eran para éste y sus discípulos ideológicos, la mano de obra y el capital extranjero. Los hombres del 80, esencialmente políticos y no teóricos, hicieron suyos estos postulados que, prácticamente eran los que habían dominado los últimos veinte años.
Herbert Spencer (1820-1903) fue un notable teórico social británico que intentó aplicar las leyes evolutivas de la biología al estudio de la sociedad. Influido por Charles Darwin (1809-82), también tomó de este el principio de la supervivencia del más apto.
El grupo dirigente del ’80 adhiere al liberalismo económico pero practica un claro conservadurismo político reservándose el manejo de los mecanismos del poder al considerarse los únicos aptos para detentarlo.
El uso del fraude electoral es moneda corriente y está facilitado por el sistema de voto cantado, la inexistencia de padrones oficiales y el ejercicio de la intimidación y la violencia.
Esto alejaba a la gente en común de la política a la que ve como una farsa, sin partidos que la representen y sin posibilidades de expresar libremente su opinión.
El proceso de la Constitución de una hegemonía Gubernamental, basada en el control de la sucesión que el presidente saliente ejercía sobre el presidente que lo iba a suceder, sobre mecanismo de fraude y control electoral aplicados lisa y llanamente en la emisión del sufragio y sobre todo, por el control que el gobierno nacional ejercía sobre las provincias y los gobernadores de provincia. Es el Senado de la nación el que va a recibir a los gobernadores salientes que a su vez cuidan la sucesión y que a su vez controlan el sistema junto con los presidentes.
Todas estas prácticas antidemocráticas y excluyentes son comunes a las diversas vertientes políticas que se alternan en el poder.
Persiste aún hoy el debate sobre la identidad ideológica de estos grupos ¿eran liberales o conservadores?
En Argentina los partidos políticos o grupos políticos y sus títulos son un poco confusos en términos de la historia europea. Se usa el término liberal y conservador, por ejemplo en la historia inglesa para designar partidos claros. En Argentina esa diferencia no existe porque normalmente el liberal es lo que entendemos ahora por conservador.
Gobernaba un solo bloque y dentro de ese bloque convivía el temperamento conservador, si por temperamento conservador se entiende conservar las posiciones de poder adquiridas, con el temperamento liberal, si por temperamento liberal se entiende la apertura a un horizonte de reformas que en aquella época era muy importante.
El positivismo representò la vanguardia ideológica de una burguesía identificada con el avance sostenido de la ciencia y de la técnica, como forma de desarrollar las fuerzas productivas y de terminar con las secuelas de la "barbarie" tanto en el orden material como el cultural. La "utopía" positivista apuntaba a configurar sociedades previsibles en las cuales los individuos estuvieran absolutamente absorbidos por el poder.
De esa preferencia por lo previsible, tomaba fuerza la idea de suprimir la "política", identificada con el caudillismo, la confrontación violenta y en general la aparición de tendencias orientadas a suplantar al sector que ejercía el poder. Se pensaba en su reemplazo por la "administración", una actividad regular, con rasgos "científicos", legitimada por la posesión de un saber sobre el bien de la sociedad nacional que abrevara en los grandes derroteros de la "civilización" y consolidara un progreso tan lineal corno indefinido en su duración. Burócratas serenos, imbuidos de soluciones a-valorativas, tomadas después de un estudio desapasionado de cada cuestión de la agenda pública, eran el modelo de "administradores" que debían reemplazar a los "políticos" de una época superada.
Buscaron nacionalizar la cultura del país. Preocupados por los posibles efectos desintegradores de la política inmigratoria, practicaron un liberalismo de neto corte laicista y promovieron la separación de la Iglesia en las cuestiones referentes al Estado. Esto trajo como consecuencia el enfrentamiento con la Iglesia y los sectores católicos representados, entre otros,por José M. Estrada, Pedro Goyena, Emilio Lamarca. El debate entre ambos sectores se caracterizó por el menosprecio que el grupo innovador manifestaba por las posiciones católicas, ya que para la mentalidad positivista el dogmatismo cristiano era el principal obstáculo en el camino hacia el progreso.
Sin embargo, liberales y católicos no se enfrentaron en el aspecto socioecónomico. El rol del país, como proveedor de materias primas, era compartido por ambos sectores.
Un aspecto polémico con respecto al tema tratado es el de la existencia o no de un programa generacional.
Algunos analistas hablan de un "proyecto político y económico de la generación del 80" que, si bien no fue enunciado en forma explicita, se lo puede encontrar definido en discursos políticos y parlamentarios. Manifestaciones de este proyecto serían en el campo político social: las leyes laicas., la concentración del poder y la política inmigratoria.

Mas información:

Literatura: 
("Juvenilla" de Miguel Cané es uno de los escritores más representativos de la generación del 80: En esta novela relata las andanzas de un grupo de estudiantes  en el COLEGIO NACIONAL DE BUENOS AIRES) 

http://escritorioalumnos.educ.ar/datos/recursos/libros/juvenilia.pdf  

Video:
(Filosofía Aquí y Ahora - José Pablo Feinmann - "La Generación del 80")

http://www.youtube.com/watch?v=3ZTW5IlrY_Q




viernes, 16 de agosto de 2013

La evangelización en América

La evangelización en la Nueva España, también llamada por Robert Ricard conquista espiritual, fue un proceso que implicó mediante la enseñanza de la religión católica en los territorios de la Nueva España, la transmisión de la cultura occidental. La religión católica fue un elemento clave en la expansión del Imperio español y punto fundamental en su desarrollo posterior al ser la Iglesia Católica un aliado político de los españoles y los conquistadores, quienes justificaron en todo momento sus acciones expansivas en el derecho divino y la enseñanza de la fe católica para los infieles.

En el caso de la Nueva España la enseñanza de la religión fue una necesidad primordial al tener enormes núcleos de población en Mesoamérica con un grado avanzado de desarrollo religioso, así como estados teocráticos y prácticas opuestas a principios religiosos occidentales como el sacrificio humano y la poligamia. Millones de indígenas tenían que ser adoctrinados en el catolicismo por el Imperio español para dos fines fundamentales: la salvación eterna, el Credo católico y la integración inmediata a los usos occidentales.


España poseía a principios del siglo XVI aún el llamado espíritu de Reconquista para combatir a los infieles y la creencia en un plan divino para llevar el evangelio, la verdadera fe y la civilización a todos los rincones de la tierra, según las enseñanzas de Jesucristo, justificación ideológica adecuada para las acciones del primer imperio capitalista de la historia de la humanidad.


Carlos V y Felipe II Fueron los principales impulsores de este proceso que tuvo como protagonistas principales a los frailes de las llamadas órdenes mendicantes, las cuales además de atender las carencias espirituales indígenas con notables soluciones y métodos -que incluyeron esfuerzos importantes en arquitectura, pintura, música, teatro, traducción de textos y aprendizaje de lenguas indígenas- intentaron implementar entre las cantidades ingentes de indígenas mesoamericanos el estilo de vida europeo con alfabetización, enseñanza de artes y oficios, modos de gobierno y organización civil, leyes, urbanización occidental y la construcción de edificios de diversa índole.


Relaciones de la Iglesia con el Estado y los pueblos indígenas


Los pueblos indígenas fueron en principio hostiles a la nueva doctrina y muchos de ellos se negaron a aceptar la religión católica como única oficial. Los frailes se   
encargaron de la labor evangelizadora y educativa, y en esta tarea destruyeron sistemáticamente todo vestigio de lña cu. A la vez, integraron valores del México prehispánico. La Inquisición fue establecida en 1571 a semejanza de la española, que vigilaba y reprimía las manifestaciones contrarias a la religión, llevando muchas veces a sus sentenciados a la pena capital. En principio, los religiosos se enfrentaron a Felipe II pues los sacerdotes deseaban abolir la esclavitud y la servidumbre predominante entre los indígenas, pero el rey se negó y estuvo a punto de expulsarles de sus dominios. El Papa Sixto V intervino y concilió a ambas partes

Las ordenes Mendicantes


Franciscanos, arribaron en 1524.





Dominicos, arribaron en 1526




Agustinos, arribaron en 1533.


Los jesuitas 
Las misiones jesuíticas guaraníes o reducciones jesuíticas guaraníes fueron un conjunto de treinta pueblos misioneros fundados a partir del siglo XVII por la orden religiosa católica de la Compañía de Jesús entre los indios guaraníes y pueblos afines, que tenían como fin su evangelización.

Las misiones o reducciones que los religiosos de la Iglesia católica pertenecientes a la Compañía de Jesús, conocidos uiversalmente como padres jesuitas ubicaron entre los guaraníes, guaycurúes y sus pueblos afines en las regiones del Guayrá, Itatín, Tapé (las tres en el actual Brasil), Uruguay (Brasil, Argentina y Uruguay actuales), Paraná (Argentina, Paraguay y Brasil actuales) y las áreas guaycurúes en el Chaco (Argentina y Paraguay contemporáneos), fueron establecidas en el siglo XVII dentro de territorios pertenecientes al imperio español en la Gobernación del Río de la Plata y del Paraguay y sus gobernaciones sucesorias a partir de su división en 1617: la Gobernación del Paraguay y la Gobernación del Río de la Plata, todas dependientes del inmenso Virreinato del Perú y fundadas con el fin de evangelizar a los indios.


Eclesiásticamente formaban parte de los obispados católicos de Buenos Aires y de Asunción e integraban la Provincia Jesuítica del Paraguay.